Hacer ejercicio y reconectar con la naturaleza: una doble victoria
Salir a la naturaleza e incorporar el movimiento a nuestra rutina diaria puede hacer maravillas para nuestros niveles de estrés y nuestro bienestar general. La naturaleza tiene esta increíble capacidad de calmar nuestra mente y cuerpo, nos da un descanso del caos de la vida cotidiana.
Durante siglos, numerosas culturas han reconocido el papel vital de la naturaleza en el cuidado de la salud humana. En Japón practican el “shinrin-yoku” o baño del bosque, que consiste en realizar actividades lentas y conscientes, como caminatas cortas o excursiones más largas en entornos naturales. Esta práctica ha demostrado que mejora en gran medida el bienestar físico y psicológico, al permitir que las personas absorban los beneficios curativos de la naturaleza y se alimenten de una profunda conexión con ella.
Se ha descubierto que practicar actividad física libera endorfinas, que actúan como analgésicos naturales y potenciadores del estado de ánimo, lo que ayuda a reducir el estrés y mejorar el estado de ánimo. Cuando combinamos las ventajas de pasar tiempo en la naturaleza con el movimiento, creamos una poderosa sinergia que mejora nuestra capacidad para lidiar con el estrés. Investigaciones recientes sugieren que aunque hacer ejercicio al aire libre no necesariamente proporciona mayores beneficios que los entrenamientos en interiores, las personas perciben el entorno del ejercicio al aire libre como más relajante. Además, hacer ejercicio en un espacio tranquilo se asocia con una mayor reducción de los niveles de estrés.
Pequeños pasos hacia adelante
Pasar tiempo al aire libre todos los días puede mejorar nuestro estado de ánimo. Podemos empezar incorporando caminatas de 15 a 20 minutos y observar cómo cambia nuestra energía. Lo mejor es empezar con cambios pequeños y alcanzables que encajen fácilmente en nuestra rutina diaria. La constancia es la clave, como siempre. Realizar actividad física nos permite sumergirnos por completo en el momento presente, alejando nuestro enfoque de las preocupaciones y ansiedades. Ya sea un paseo tranquilo por un bonito parque con nuestros hijos, nadar, hacer senderismo o andar en bicicleta, cada paso que damos en la naturaleza nos acerca a un estado de paz y armonía interior.