Comer bien para tener un corazón sano
La relación entre la dieta y la salud del corazón está siempre en evolución, pero está claro que los cambios en el estilo de vida, especialmente a través de la dieta, son clave para controlar los riesgos cardiometabólicos. La investigación respalda las dietas ricas en frutas, verduras, legumbres, granos integrales y proteínas magras, que con reducción del consumo de alimentos procesados, grasas trans y bebidas azucaradas, pueden ayudar a prevenir y controlar las enfermedades cardiovasculares. Cambiar tu dieta puede ser abrumador, pero empieza poco a poco eligiendo alimentos naturales y evitando los alimentos ultraprocesados cargados de azúcares agregados e ingredientes artificiales. Intenta cocinar en casa con más frecuencia e incorporar frutas y verduras frescas en tus comidas diarias.
Mueve tu cuerpo
La recomendación general es que te propongas hacer 150 minutos de ejercicio moderado a la semana, que se reducen a 30 minutos al día durante 5 días, o 75 minutos de ejercicio vigoroso a la semana, como 25 minutos al día durante 3 días, para ayudar a prevenir las enfermedades cardíacas. La investigación muestra que el ejercicio regular ayuda a controlar la diabetes tipo 2, reduce la inflamación, mejora el metabolismo y aumenta la salud del corazón al reducir la presión arterial y el colesterol. Si recién estás empezando, haz pequeños cambios como agregar "movimiento con propósito" a lo largo del día. Empezar con un entrenamiento matutino o dar caminatas rápidas entre reuniones puede mejorar la constancia. Trata de hacer 10,000 pasos al día para aumentar gradualmente la actividad y fortalecer el corazón.
Crear calma
La relajación y el sueño de buena calidad desempeñan un papel crucial en el cuidado de la salud cardiovascular. El estrés crónico y el sueño deficiente pueden aumentar la presión arterial, aumentar la inflamación y tensionar el corazón, lo que potencialmente conduce a un mayor riesgo de enfermedad cardíaca. Dar prioridad a la relajación a través de actividades como la respiración profunda, la meditación o el yoga suave puede ayudar a reducir los niveles de estrés. Para dormir mejor, proponte 7 u 8 horas por noche, establece una rutina relajante a la hora de acostarte y limita el tiempo de pantalla antes de acostarte. Empezar por reducir el estrés y mejorar la calidad del sueño puede beneficiar significativamente la salud de tu corazón en el largo plazo.