Aliméntate bien
Intenta seguir una dieta equilibrada incorporando muchas verduras, proteínas saludables y fibra. Simplifica la elaboración de las comidas preparando platos fáciles o sopas sustanciosas que se puedan consumir en varias veces. Mantente hidratada, especialmente si estás amamantando, ya que una hidratación adecuada es esencial para el bienestar general. Trate de pasar tiempo al aire libre todos los días, incluso si es solo para dar un paseo corto con tu bebé. Las investigaciones demuestran que salir al aire libre solo veinte minutos todos los días puede hacerte sentir mejor emocional y mentalmente. Es una manera fácil de levantar el ánimo.
Date un respiro
Date permiso para tomarte un descanso, te lo mereces. La maternidad es innegablemente desafiante y a menudo establecemos expectativas poco realistas para nosotras mismas. Tómate un momento para sentarte, disfrutar de una taza de té y respirar profundamente para calmar tu sistema nervioso. Date un capricho con una nueva rutina de cuidado de la piel o con un tratamiento facial en casa. Prioriza el sueño y el descanso siempre que sea posible, aunque sea una breve siesta en el sofá. Lavar los platos puede esperar, tu bienestar es lo primero.
Fomenta las conexiones, especialmente la que tienes contigo misma
Recuerda comunicarte regularmente contigo misma y pedir ayuda cuando sea necesario para asegurarse de que estás cuidando de tu propio bienestar. No dudes en recurrir a amigos y familiares para obtener apoyo emocional o asistencia con el cuidado del bebé y la preparación de comidas. Expresar tus sentimientos ante los desafíos puede fortalecer las relaciones y acercarte a tus seres queridos. Intenta conectar con otras madres primerizas uniéndote a clases locales para bebés o de ejercicios. Si bien hacer nuevas amistades como adulto puede parecer desalentador, este período de tu vida te llamará a salir de tu zona de confort muchas veces.